No había vuelto a escribirte, porque honestamente no había vuelto a pensarte, a veces simplemente es mejor rendirse ante la idea concreta de que nunca seras mía, ni siquiera como una amiga.
Traté, inútilmente de contactarte, te he escrito chats y correos electrónicos, que de seguro irán directo a la basura digital de tus dispositivos.
Se muy bien, que aunque hubo una leve, levísima, chispa entre nosotros, jamas me consideraste como algo mas que un conocido, un cercano, un tipo con el que estudiaste.
te graduaste el fin de semana pasado, y con esto se termina tu ciclo, te vas inexorablemente, ahora sé que probablemente jamas volveré a verte. Honestamente siempre lo supe, solo que me niego rotundamente a aceptarlo.
No sé si sabes exactamente lo que siento por ti, nunca te lo confesé en persona. Ahora que lo pienso bien, debí haberte robado un último minuto el día que nos fumamos ese cigarrillo, debí romper el miedo y los nervios que me produce el tenerte cerca, y simplemente haberte confesado todo, decirte cuanto y como me gustas, todo lo que admiro en ti, con sinceridad, sin vendas, como son las cosas.
Pero bueno, eso ya es agua derramada, ya no vale la pena lamentarme por lo que pudo o no haber sido.
Jen te deseo lo mejor en tu vida, te felicito por tu grado y trataré de nunca olvidar este sentimiento que nació en mi ser, cuidate mucho, hasta siempre. A partir de ahora todo se quedara en mi mente, no escribiré mas sobre ti, ni diré nada a nadie, haré mi duelo particular, lejos de ti.
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